Comunión


Sacramentos: Son signos, sensibles y eficaces de la gracia, instituidos por Jesucristo para santificar nuestras almas, y confiados a la Iglesia para su administración. El principal sacramento de Dios es Jesús. Decimos esto porque en Jesús, Dios se manifestó plenamente, tal como él es. Conociendo a Jesús, conocemos a Dios mismo. Jesús es signo de Dios. Se les ha llamado sacramentos. Son signos y gestos que dan al ser humano la oportunidad de encontrarse con Jesucristo. Estos son signos de vida, de amor, de unidad. Son signos comunitarios, en ellos se expresa toda la comunidad de creyentes como en una realidad, une la esperanza y el amor. ¡Por el bautismo se nace a la vida espiritual, por la eucaristía se alimenta. ¡Nuestro Salvador, en la Última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura!. Es grandemente admirable que Cristo haya querido hacerse presente en su Iglesia de esta singular manera. Puesto que Cristo iba a dejar a los suyos bajo su forma visible, quiso darnos su presencia sacramental, puesto que iba a ofrecerse en la cruz por nuestra salvación, quiso que tuviéramos el memorial del amor con que nos había amado ¡hasta el fin! hasta el don de su vida. En efecto, en su presencia eucarística permanece misteriosamente en medio de nosotros como quien nos amó y se entregó por nosotros, y se queda bajo los signos que expresan y comunican este amor.